Los guardias deben tener un perfil profesional que siempre tiene que estar presente, en cada compañía de seguridad privada y son unas características muy concretas.
Ya tomadas en conjunto, conforman a un buen personaje del sector de seguridad privada y garantizan, no solo una buena presentación del servicio, sino que hacen que la presencia de ese guardia, genere valor al cliente que a optado por profesionalizar sus sistemas de seguridad.
Ahora te explicamos las características de un guardia:
Es evidente que un guardia puede verse obligado a reaccionar en una situación de riesgo y debe de tomarlo muy en cuenta, si es necesario con, con eficacia y rapidez. Un guardia de seguridad debe estar preocupado por su estado de salud, su forma física y formación en disciplinas.
Esto es muestra el compromiso con la eficiencia en su trabajo y también el compromiso consigo mismo para desarrollar su labor en las mejores condiciones posibles.
El guardia de seguridad debe analiza la situación a la que se enfrenta y deberá ponerla en contexto junto a las normas y protocolos a los que está obligado. En ocasiones lo que dictan las normas y lo que dicta el sentido común, siguen caminos paralelos o contrapuestos, y es el factor humano el que marca la diferencia.
La labor de un guardia de seguridad tiene que reforzar con unas adecuadas habilidades comunicativas. Una buena capacidad de dialogo, serenidad en situaciones de tensión y estrés, asertividad y habilidad para un guardia. A esto debe sumarse un aspecto externo pulcro, cuidado y sobrio, que refuerce las ideas de confiabilidad y solidez que debe estar presente en todas las facetas del trabajo en ese sector.
En las áreas de trabajo en protección y seguridad, el profesional debe trabajar en colaboración con otros integrantes de un equipo más amplio. Así sea de la empresa o de una corporación privada. En esas ocasiones, el guardia debe contar con los mecanismos y las herramientas apropiadas para trabajar en equipo de manera coordinada y eficiente. También ocurre que ese profesional debe tomar decisiones de manera rápida y tiene que ser capaz de adoptar una posición de liderazgo ante otros en ocasiones puntuales.
Un guardia de alto nivel, para mantenerse al día, debe estar inmerso en un proceso de formación permanente que haga imposible que se pierda en ese marco. A esta formación para la excelencia también debe sumarse la experiencia atesorada por todo profesional que, muchas veces, dirige al vigilante en la dirección correcta en situaciones similares a otras que ya a vivido con anterioridad o solventando con éxito.
